Y si la pared dice que no los vio es que no lo vio.
Las paredes nunca cierran los ojos por eso se les acusa de vigilantes.
Y es que claro las paredes oyen pero no dictaminan, se limitan a ser paredes.
Las paredes se quedan con el amor de los hogares
por eso no se caen.
Incluso la mayoría después de los bombardeos, la gran mayoría, tienen ganas de ser levantadas, aunque para ello
tengan que volver a ver y escuchar de nuevo continuamente.
Las paredes más tristes son siempre las de las oficinas,
esas por lo general siempre tienen frío.
Y las más alegres son las de las guarderías.
Las paredes suelen ser bastante estables ellas opinan y seguramente van a tener razón,
somos nosotros mismos quienes las construimos los inestables.
Solamente ceden para darle la razón al viento y al agua
para no discutir.
A veces las paredes, el típico grupo de cuatro amigas, le cogen especial cariño a las personas que se tiran días y años
entretenidas con eso que llaman libros.
Después se acaban convirtiendo en una pequeña familia.
Hoy se han llevado detenido a unos chicos que dicen pasaron por allí, por aquella zona.
No fue así por allí no pasaron, pero no saben escuchar a las paredes, ni a ellos mismos, ni a nadie.
Por allí no pasaron.
Y si la pared dice que no los vio es que no los vio.