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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Dar respuestas.

Es capaz de romperse  el cristal de la ventana, para dar respuestas  a la casa. Y de que los escalones caigan para abrazar a la entre planta. De que la chimenea quede ciega, y el calor no se vaya. De que no teman dos puertas contenerse la mirada. De que entiendan los pilares a los tejados con sus rajas. Y los pasillos se deseen  los buenos días cada mañana. Para dar respuestas a la casa es capaz de romperse el cristal de la ventana. Historias del Ceder

La niebla

Permea la noche los cuerpos mostrándole a los huesos el sabor de la dirección. A veces como suaves plumas otras como el temblor del amante. Moldeamos en la niebla el asombro y su miedo la duda del guerrero, o la fragilidad del desconsuelo. Pero abrázala fuerte, abrázala todos los días después verás que solo es un ramo de amapolas.

Habla

Probé tus lágrimas dulces, de tu mirada dulce, de tu cuerpo dulce. Payesa de campo y mar lleva reflejado en sus mejillas el cielo en noche de aquella, su Ibiza.   Pasión al explicar, de ahí al relatar. Bailarina de puntillas danza al preguntar. Interrogante en acrobacia    ? Suspicacia en la admiración   ! Un vals en palabras y en el yo, la sanación. Gotas de Mediterráneo al profundo respirar ojitos en vidrio sumisos al bien estar. Coqueta sinuosa a paso libre camina en bella manera sigilosamente provocativa. Probé tus lágrimas dulces, de tu mirada dulce, de tu cuerpo dulce.

Tan...

Tan evidente como un segundero, tan inexacto como el corazón poderoso como un murmullo deseoso como un buenos días. Es la contrariedad, quien mide la pauta, y la polémica la que invita a hablar. Distendido como tarde de domingo, resabiado como sábado noche tan exigente como un Cupido desenfocado como un lunes al sol. Es la rebeldía, quien luego se hace la víctima, y la rutina quién paga el adiós.

Abandono

Saltó la rama por la ventana a mitad de la mañana y se distrajeron entonces los silencios de las habitaciones. Se quebró el estar monotonía dulce de abandono. El tercer pabellón aún contiene ferviente la discusión. Chirrían de nuevo las bisagras continuando la conversación. Y la pintura cede el invierno  en el pulso de la intemperie. El patio de nuevo reune un tumulto de ausencias y las columnas del patio recuerdan que tuvieron belleza discreta. Por pasillos, salones y escaleras donde se fue la vida un otoño hablan todos ahora la jerga del abandono.

La Noche

Se lamía la luna su blanco y en el pueblo sonaban campanas después venían las preguntas permitidas siempre por la calma. La noche lo sabe todo sino que le pregunten al día. Cree que sabe el que araña solo sabe el que indaga. Las luces se vienen conmigo son ls ascuas de mi memoria vienen sin hacer ruido sabe que así no molestan. La noche elige sus preguntas, el tiempo las palabras y tú eliges el sitio donde quieres colocarlas.

Niña menuda.

A Nuria Amado Lopo Una niña tan menuda como sus muñecas un empeño mas grande que su corazón por el que siempre he sido el mas digno admirador. Muñeca finita que no cesas ser consecuente en tus actos siempre contando números como te gustan las cuentas, tímida siempre educada y también de risa suelta. Nana que sufre por su Nano que no sabe de sumas ni de restas tampoco si un día será poeta. Que un día tu te acuerdas viviste pegada al mar y te volviste para ser una buena Mamá. Niña menuda, los ojos de Papá que te sonreía y ahora ya siempre sabe donde estás.

Del retiro de Madrid

El caramelo se deshacía en la boca de dos enamorados sentados en un banco del retiro de Madrid. El caramelo tenía distintos sabores y no se sabe bien a que sabía... Sabía a espera, sabía a silencio sabía a entrega también sabía como sabe a veces un sueño, a caramelo. La textura, poco a poco se iba deshaciendo encontrando nuevos sabores. Sabiendo a llegar antes, sabiendo a bésame mucho, sabiendo a abrázame fuerte, sabiendo a vámonos juntos. Abrieron los ojos, entonces se miraron. Cuando el caramelo se deshizo en las bocas de dos enamorados sentados en un banco del retiro de Madrid.

Hasta las siguientes lluvias

El fango se hiere por el roce de la luz y ya ronco, cuenta sus secretos mas íntimos. Ya no es bálsamo turbio, ahora se esparce como el aliento del bosque, sabiendo que empezará a temblar. Y que una vez mas la grandeza, cualquier grandeza oye ese silencio que estremece y que se escucha cuando ya ha llegado donde cualquier penumbra es buena como lecho. El fango quería hablarle a la colina pero su garganta le rompioó la voz, y el perfil de la montaña cerró sus ojos hasta las siguientes lluvias.