Saltó la rama por la ventana
a mitad de la mañana
y se distrajeron entonces
los silencios de las habitaciones.
Se quebró el estar
monotonía dulce de abandono.
El tercer pabellón
aún contiene ferviente la discusión.
Chirrían de nuevo las bisagras
continuando la conversación.
Y la pintura cede el invierno
en el pulso de la intemperie.
El patio de nuevo reune
un tumulto de ausencias
y las columnas del patio recuerdan
que tuvieron belleza discreta.
Por pasillos, salones y escaleras
donde se fue la vida un otoño
hablan todos ahora
la jerga del abandono.