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Mostrando entradas de junio, 2010

Tan solo soy una piedra.

Me gusta ver pasar el tren, y también jugar con el río. Saludar con una sonrisa a la arena, al fin y al cabo somos familia. No está mal vivir en una pecera, aunque el buceador sea de pocas palabras. Es gratificante, reposar en la maceta, y, ver crecer a la planta. Una vez, comuniqué a los pueblos siendo calzada Otra los separé siendo muralla. Brillante objeto de admiración en fiestas, y medio de paseo en largas aceras. Protegiendo puertos del mar y su tempestad simbología de culturas, legado al azaar. En la esbeltez de puente, palacio ó castillo. También gusto, de dar cobijo humilde, y sencillo.   ¿Pero, qué es la vida? sin amigos como la hiedra, sentir que alguien me quiera aunque, tan sólo, sea una piedra.  

Lágrimas por Fuerteventura

Es en otra latitud, donde el silencio es especial corazón del atlántico, donde todo, se puede olvidar. Caricia suave de calor, calor que invita a sonreír sonriendo y de a poco olvidando, olvidando tu yo, y tu otro yo. Sol que no duele, cielo que no hiere horizonte que hipnotiza horizonte que no limita. El agua refresca mi cuerpo, la sal dora mi cuerpo, el yodo sana mi cuerpo Mi cuerpo, pez en libertad.  Formas de nubes redondas, abrazando montañas redondas cada noche puedes ser niño, esperando tu estrella fugaz. Un día la ola llega fiera, otro tranquila da la mano, otro día solo quiere jugar, otro se va enseñando su corazón. Días, minutos, una vida con la mirada puesta en el agua.  La luz cambiando el azul, y el iris sumergido en la transparencia visitando el otro mundo, saludando a los peces, acariciando la arena del fondo y mirando hacia arriba, el espejo infinito.

Señálame

Quiero la sinceridad sin semáforos la verdad sin stops, la sencillez sin ceda el paso y la mentira en la cuneta. Quiero, que no aparque el egoísmo, porque esté prohibido que la culpa, haga un cambio de sentido. dar a la libertad un vado permanente. y a los sueños, un cambio de rasante. Quiero la sonrisa en un carril de aceleración, que el egoísmo pague doble peaje, que la honestidad, se mantenga en ámbar y que el cariño, tenga la prioridad. Quiero un parking libre para éste mundo y que a la inocencia no se le puedan retirar los puntos.

Después de la tormenta

No hay mal, que por pies no venga, no hay mal, que cien años dure, no hay mal, precedido de bien, Pero si hay mal, al anhelar tu ser. Después de caer la hoja, siempre cae la nieve después de caer la bolsa, suelen caen los bienes Después de la tormenta, solía venir la cama ahora después, ¿Que marinero, anudará estas almas? Precisamente por ti, atravesé montañas precisamente por ti, supe leer en las nubes precisamente por ti, vi al sol mecerse en el mar y precisamente sin ti, mi día a día es un no estar. Puede ser, que la esperanza sea verde puede ser que mis números rojos, sean verdes puede ser, que la paz sea verde Y puede ser, que respire en blanco y negro, al dejar de verte. Es tan raro, no desayunarte es tan raro, tener que imaginarte es tan raro, no mensajearte es tan raro, conmigo no llevarte. Ahora, eres mi último pensamiento antes de soñarte ahora, me convierto en parque, para que puedas pasearte ahora, que no estamos, cuanto puedo decirte duele y duele dejar de s

Coincidimos, y no

Es la primera vez que te veo, que nos vemos, que me ves,   ya se han cruzado las miradas, ya no dejan de cruzarse. Tu cuerpo coincide con el mío, en las medidas del deseo. Se está acabando esta escena, empieza la escena del tacto. Sabia que me iba a gustar tu lengua, sabia que me iban a gustar tus labios. Varias noches o semanas, varias tardes o semanas. Combatiendo el frío invierno, con el calor de las almas. Amantes bajo las sabanas, es cuando el tiempo se para. El naranja de la farola testigo de habitación amantes temporales sumisos a la pasión. Uno tira, otro no tanto. Uno siente, otro no tanto El final, el hasta luego, probamos, amamos. Coincidimos, y no………

Yo, armario empotrado.

Yo, como armario empotrado, llevaba una vida tranquila, Hasta que apareció ella, tan peculiar. Había empezado una relación, de la nada, se había metido en mi vida era, la naftalina. Fue un invierno maravilloso, entre altibajos de pasión, ya que, a veces, con tanto abrigo no podía verla. Pero cerraba los ojos, y perfectamente, podía olerla. Y, justo en primavera en lo mejor ella desapareció, se fue su perfume se fue, como lo haría una bailarina, se fue mi amor, se fue, la naftalina. Y entonces, llego él, entro en la habitación. Venía de parte del verano, era guapo y, no estaba mal, era, el aire acondicionado… Tenía atrayentes rejillas, me intimidaban, Luces intermitentes, y un precioso mando a distancia. Él lleno mi vida, como soplo de aire fresco, agitó mi corazón de madera empotrada. Me invitaba a que fuera con él, sólo había que cruzar la habitación. Estaba decidido, a fugarme con él, No mas féminas naftalinas, Iba a dar el paso. Pero, como siendo un armario, Podría salir del armari

Sistema Métrico Sensorial

¿Cuántos hertzios tiene un sollozo? ¿Cuántos voltios una corazonada? ¿Cuántos vatios un lamento? ¿Cuántos amperios un flechazo de amor? ¿Se puede medir la atracción? ¿Se puede recalificar el deseo? ¿Qué puede pesar la mirada? ¿Qué puede durar la sensualidad? ¿Cuántos días tiene un gesto? ¿Cuántas horas una intención? ¿Cuántos minutos un beso? ¿Cuántos segundos un recuerdo?

Cualquiera sabe

Sabremos un día porqué nos equivocamos, porqué nos teníamos que equivocar, porqué sin ningún sentido, llegamos descubriendo el final. Será por pasión o visceral necesidad tropezando con la venda en los ojos venda de colores, no de oscuridad. Voces que por tu nombre te llaman, que una vez, creímos dormir con una nana. Por la noche despiertan, llorando en su mitad pidiendo que las abraces y no las dejes más. Naciendo, creciendo distinto bendición, maldición, de tener instinto. Sabremos un día, porqué nos equivocamos, porqué nos teníamos que desviar.

Malherida

Las heridas hablan entre ellas, y comentan también las cicatrices. Cualquier tiempo fue pasado pasado mejor, pasado peor. Las heridas dialogan serenamente, lo que pudo ser y no fue. entonces, una cicatriz llora en desconsuelo, prefiriendo entonces enmudecer. Me creía cicatriz, sonriente a la vida pero éste grueso nudo en la garganta, me confirma que soy herida abierta estremecida. Quizá, algún día pueda mi garganta desanudar que no me presten mas pañuelos y dar descanso al lagrimal.

Kong-fu-sión.

  La verdad no sé si me doy cuenta, o de si lo tengo en cuenta, o de la cantidad de la cuenta, o de fijarme quién lo cuenta. Lo cierto es que no sé si hago caso, o de si esto viene al caso, o si se ha repetido el caso, esperando a que cayera el ocaso. No quiero creer que todo sean señales ni obligación de opinar  de todo lo que señale.   Puede ser que de todo esto, me quede un déje y no por esto me vaya y lo deje.   Quizá perdí el fundamento de lo infundado al no retenerlo en la funda dejó de ser fundamental para entonces ahora fundamentar lo olvidado.

Amaranta.

Que bonitos ojos color miel, sin envase anti-goteo, para poder llorar sin freno, cuando el alma de su permiso. Hablando dulce y claro, hablando suave y claro, mujer de mirada sincera, eterno cuerpo de muñeca. Ya sabes lo que es reír también sufrir del amor conoces su precio y su sentir. Horas, mirando pequeños objetos, saboreando cada detalle de ellos. Tímida libélula titubeante, sobrevolando rastros y mercadillos. Sonríe, sonríe, hazlo otra vez, que bonitos ojos, color miel.

El río que no quería llegar al mar

Inocente manantial, ingenuo y cristalino  que conjuga luz y flora con piedras e insectos.  Inocente y brioso baja loco,  olvidando ya la roca que le vió nacer.  Creando amigos de la infancia  desciende juvenil y sonriente.  El junco, el musgo amigos que ya serán para siempre.   Peces, nutrias, castores,   juegos, emociones, clamores.  Él mira y nada puede entender   baja loco, sólo piensa en descender.    Lo cristalino pasa a ser verdoso,  el eco del bosque se vuelve meloso donde está la espuma fácil donde la sombra del abedul, que ya no me mira.  ¿Por qué dejaron de saltar los salmones?  ¿Por qué no quieren jugar los troncos perdidos?  Mi caudal se torna lento y el saludo del pinar esquivo.  Algo araña mi garganta,algo desgarra mis vísceras .Mis ojos lloran clemencia,mi sangre se vuelve salada.  No quiero, no quiero mi alma diluir.  No quiero, no quiero,  no quiero morir.

Y los consejitos...

Lo errores están para cometerlos las reglas para saltarlas, las lecciones para memorizarlas los platos para romperlos, no todos.   Las mesas, para poner los pies, los atardeceres, para parar los relojes, el orgasmo para alargar la vida, y el corazón para dar las media, y las en punto.   Los mapas están para soñar, las lágrimas para automedicarnos los retrasos para crear casualidades y los contratos para pensárselo.   Los telediarios, para crear inmunidad al dolor La estabilidad económica, para el Media Mark los semáforos rojos, para pensar más en lo mismo y las rotondas, para mantener el respeto entre personas. El fondo del mar, para ir a por las llaves y no volver, los periódicos, para que no se apague la llama de la rutina, la rutina, para olvidar quienes fuimos, el destino para confundir. La inteligencia para canalizarla, la sabiduría, para no ocupar lugar, el autoengaño, para crear ansiedad.   Y , los consejos… los consejitos pa su puta madre.

Atrás quedaron los folios.

Atrás quedaron los folios, con sus galgos galopantes. Y palabras de sobremesa, como meriendacena. Y palabras de libertad, como descampado. Atrás quedó, la burocracia doméstica. ¿De parte de quién? Ya no hay tablas en las faldas, ni pinzas en los pantalones. Ya no hay que ejercitar el brazo, al rebobinar la cinta con un boli. Atrás quedó la familia, de una tele, un canal, una conversación. Atrás quedaron los folios, con sus galgos galopantes.