Yo, como armario empotrado, llevaba una vida
tranquila,
Hasta que apareció ella, tan peculiar.
Había empezado una relación, de la nada,
se había metido en mi vida era, la naftalina.
Fue un invierno maravilloso,
entre altibajos de pasión, ya que, a veces,
con tanto abrigo no podía verla.
Pero cerraba los ojos, y perfectamente, podía
olerla.
Y, justo en primavera en lo mejor
ella desapareció, se fue su perfume
se fue, como lo haría una bailarina,
se fue mi amor, se fue, la naftalina.
Y entonces, llego él, entro en la habitación.
Venía de parte del verano,
era guapo y, no estaba mal,
era, el aire acondicionado…
Tenía atrayentes rejillas, me intimidaban,
Luces intermitentes, y un precioso mando a
distancia.
Él lleno mi vida, como soplo de aire fresco,
agitó mi corazón de madera empotrada.
Me invitaba a que fuera con él,
sólo había que cruzar la habitación.
Estaba decidido, a fugarme con él,
No mas féminas naftalinas,
Iba a dar el paso.
Pero, como siendo un armario,
Podría salir del armario……?
tranquila,
Hasta que apareció ella, tan peculiar.
Había empezado una relación, de la nada,
se había metido en mi vida era, la naftalina.
Fue un invierno maravilloso,
entre altibajos de pasión, ya que, a veces,
con tanto abrigo no podía verla.
Pero cerraba los ojos, y perfectamente, podía
olerla.
Y, justo en primavera en lo mejor
ella desapareció, se fue su perfume
se fue, como lo haría una bailarina,
se fue mi amor, se fue, la naftalina.
Y entonces, llego él, entro en la habitación.
Venía de parte del verano,
era guapo y, no estaba mal,
era, el aire acondicionado…
Tenía atrayentes rejillas, me intimidaban,
Luces intermitentes, y un precioso mando a
distancia.
Él lleno mi vida, como soplo de aire fresco,
agitó mi corazón de madera empotrada.
Me invitaba a que fuera con él,
sólo había que cruzar la habitación.
Estaba decidido, a fugarme con él,
No mas féminas naftalinas,
Iba a dar el paso.
Pero, como siendo un armario,
Podría salir del armario……?