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El río que no quería llegar al mar


Inocente manantial,ingenuo y cristalino

 que conjuga luz y flora con piedras e insectos. 


Inocente y brioso baja loco,
 olvidando ya la roca que le vió nacer.
 Creando amigos de la infancia 
desciende juvenil y sonriente.
 El junco, el musgo amigos que ya
serán para siempre.
  Peces, nutrias, castores, 
 juegos, emociones, clamores.
 Él mira y nada puede entender 
 baja loco, sólo piensa en descender.
  
Lo cristalino pasa a ser verdoso, 
el eco del bosque se vuelve meloso
donde está la espuma fácil
donde la sombra del abedul, que ya no me mira. 
¿Por qué dejaron de saltar los salmones?
 ¿Por qué no quieren jugar los troncos perdidos?

 Mi caudal se torna lento y el saludo del pinar esquivo.
 Algo araña mi garganta,algo desgarra mis vísceras
.Mis ojos lloran clemencia,mi sangre se vuelve salada.


 No quiero, no quiero mi alma diluir.
 No quiero, no quiero,
 no quiero morir.

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