El caramelo se deshacía en la boca
de dos enamorados
sentados en un banco
del retiro de Madrid.
El caramelo tenía distintos sabores y no se sabe bien a que sabía...
Sabía a espera, sabía a silencio sabía a entrega
también sabía como sabe a veces un sueño,
a caramelo.
La textura, poco a poco se iba deshaciendo encontrando nuevos sabores.
Sabiendo a llegar antes, sabiendo a bésame mucho,
sabiendo a abrázame fuerte, sabiendo a vámonos juntos.
Abrieron los ojos, entonces se miraron.
Cuando el caramelo se deshizo
en las bocas de dos enamorados
sentados en un banco
del retiro de Madrid.