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El juego de la espera.


Hubo un montón de mientras
que parecían pasar sin saludar
sintiendo los durante
mirar hacia otro lado.
No me seguía ninguna atenta mirada
de los posibles podrían
y ni siquiera en la ventana
de los pudiera ser, había luz.

Los trasiegos de las sin señales
en esas horas eternas
de suspiros secuenciales.

Tenía por costumbre
releer los alguna vez
y aficionarme a los crucigramas
de los ¿por qué no?
Pero una plaga inesperada de los tampoco
destruyó los para siempre y los hasta cuando,
acabando casi casi, con los también.


La entrega de sus besos,
su nitidez embriagadora
la luz se desliza por los también.

Dejé de esperar el saludo en los mientras
y buscar la aprobación en los a veces.

Tan bien saben los besos de los también.




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