Siénte justo
si crees que te debes
y déjate quebrar por esa
dulce separación que hace
de un día dos.
Momento en que podemos
contarnos los latidos de vida
saboreando el umbral
de la inconsciencia.
El mínimo amor
a uno mismo.
El fino trazo que sostiene
la continuidad del dibujo.
Pequeño tiempo de ensoñación
que crea ese calor corporal
de una buscada intimidad.
Valiosos minutos que nos devuelve
a la mas absoluta inocencia
donde todos somos igual de niños.