El fango se hiere por el roce de la luz y ya ronco, cuenta sus secretos mas íntimos. Ya no es bálsamo turbio, ahora se esparce como el aliento del bosque, sabiendo que empezará a temblar. Y que una vez mas la grandeza, cualquier grandeza oye ese silencio que estremece y que se escucha cuando ya ha llegado donde cualquier penumbra es buena como lecho. El fango quería hablarle a la colina pero su garganta le rompioó la voz, y el perfil de la montaña cerró sus ojos hasta las siguientes lluvias.